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NUEVA INCORPORACIÓN AL MUSEO DEL SANTO ÁNGEL

NUEVA INCORPORACIÓN AL MUSEO DEL SANTO ÁNGEL

Pintura sobre cobre de la Virgen de Guadalupe.

Observamos una delicada pintura sobre cobre de la efigie de la Guadalupana, el venerado icono de la Virgen mexicana que se venera en el cerro del Tepeyac, al norte de la Ciudad de México. La pintura, de unas dimensiones de 28,5×21,5 cm., muestra en perfecta representación la efigie de la Virgen tal cual se plasmó en el ayate de Juan Diego. Túnica rosácea ricamente adornada con filigranas en oro, un manto azul real ornado de estrellas, la luna a los pies y sostenida por un ángel. María está coronada y rodeada por un resplandor dorado sobre una mandorla trasera.

Alrededor de la pintura, a modo de marco, aparecen cuatro filacterias que rezan reproduciendo las avemarías conocidas como el canto final del rosario bíblico: Dios te salve, Hija de Dios Padre. Dios te salve, Madre de Dios Hijo. Dios te salve, Esposa Dignísima del Espíritu Santo. Dios te salve, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad.

En el ángulo inferior derecho aparece la firma del autor: Miguel Correa F. Sería igualmente atribuible a su mano, ya que reproduce en muchas ocasiones, y con la misma tipología iconográfica, la efigie de la Virgen de Guadalupe. Correa fue un gran maestro de la pintura, y veedor, en el México de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Hijo del destacado pintor Juan Correa, nació en la Ciudad de México en 1646. Conserva magníficas pinturas en la Profesa de los Jesuitas de México, así como otro cobre similar que se hallaba en las trinitarias de Sevilla. Este asunto lo repitió en varias ocasiones, como unas versiones recientes que se han subastado en galerías de arte.

La pintura se ha intervenido levemente, realizando una limpieza físico-química superficial, sin profundizar en exceso, y se han reintegrado volumétricamente dos esquinas (la superior izquierda y lateral derecho) y una pequeña perforación en la parte superior central (seguramente realizada con intención de colgar la pintura). Se han realizado con un recrecimiento a base de resina epoxídica por colada, que ampliase la superficie del cobre, que había sido cortado. Así, se podía completar el avemaría derecho, del que sólo se intuía la parte inferior de las letras.

El marco que acompaña la obra se ha limpiado y encerado, para proteger la madera y las aplicaciones de latón que lo decoran. No pertenecía a esta pintura, sino que se ha destinado a este magnífico cobre. Se sustituyó el cristal, que estaba fracturado, y se ha dispuesto en el reverso una nueva tablilla interior de madera, que aísle mejor el cobre para su protección. La tablilla original trasera, que presenta la inscripción “Sábado 5 de noviembre de 1932” se ha mantenido por interés conservativo y documental.

P. Juan Dobado Fernández y Carles Salafranca Porcar

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